Nazco hace más de 40 años; mitad dragón, mitad serpiente
Ví mis primeras
luces en lo que es hoy un museo.
Tal ves por eso me
gusta, la pintura, la escultura, la música y todo tipo de manifestación
artística.
Mi padre es Jesús,
y mi madre Guadalupe.
Mi niñez dura,
pero aleccionadora, compleja, fascinante, robusta y ejemplar.
Hoy me gustan las
ranas, tienen un buen mensaje; nunca saltan hacia atrás, si deben volver….dan
vuelta y saltan hacia delante.
Fui y soy lo que
pude… no lo que quería ser. No reniego,
pues aprendí las reglas de este mundo, y el “maestro llega hasta que el alumno
esta listo”
Hoy quiero
contarles ésta historia, que refleja parte de mi formación como niño y que por
supuesto alteró parte de mi vida como adulto.
Espero les agrade
"Nazco en un
hospital para pobres, llegó a una casa de pobres, me crío en una familia de
pobres, en un barrio de pobres, en una ciudad de pobres….. buen destino me
espera.
Voy a una escuela
primaria donde la mayoría somos humildes y jodidos y eso es muy duro, pues
también hay niños con una posición económica menos precaria y el contraste es
lo que daña.
Es en esa escuela
donde nace el verdadero flecha.
En esa escuela se da cuenta de la rudeza y la maldad que habitan
en el ser humano y que nos daña, nos reprime o incluso nos mata.
Nací en el centro
de la ciudad y me crié en un hermoso barrio cerca de tepito.
Cuando cumplí 10
años nos fuimos a vivir a la colonia malinche, y al llegar a los 12, llegamos a
vivir al barrio de la “bondojo”. Con su “quinto patio”.
Durante mucho
tiempo, entré y salí de las escuelas primarias con una gran facilidad, pues
desertaba o me corrían por mi poca asistencia, pues a mi madre le parecía que
no era importante enviar a sus hijos a la escuela.
Ella nos decía que con saber leer, escribir y hacer cuentas era
suficiente.
El asunto es el
carácter violento y cerrado de mi madre, me hizo inseguro y triste, rechoncho,
mitigaba mi ansiedad comiendo- tragando-.
Siempre fui el “gordo”,El “gato bodeguero”, “el pendejo” , “el hermano
lelo” (personaje de los polivoces), En fin, esos eran los alias con los que mi
madre, mi padrastro y demás familiares me llamaban.
Trataba de
rebelarme pero no contra las personas que me hostigaban, si no contra mi mismo,
pues dentro de mi, siempre ha habitado un binomio de mi personalidad que
podríamos llamar bipolar.
De un lado un
chamaco maldoso, rudo, violento y hasta cruel y del otro lado un chamaco
gordito relamido, sensible y hasta cariñoso.
Dupla por demás
tormentosa, pues después de los 15 años, gozaba golpeando pero no me gustaba
hacerlo –extraño no?- Vivir con eso mas de 40 años no es fácil.
Un buen día me
cansé de tanto abuso; abuso de mi madre , abuso de mi padrastro, abuso de parte
de la familia de mi madre, abuso en la escuela, y el abuso de niños mas
pequeños que yo…..era el colmo.
No se qué ocurrió,
pero el “niño maldoso” dentro de mi, tomó las riendas de mi vida y las cosas
por arte de magia cambiaron. A partir de allí mi vida fue otra completamente.
Un día cualquiera,
al llegar a la escuela me estaban esperando los “chicos de la mafia” unos
verdaderos hijos de puta; Saldivar, Herrera, Erick “el panadero” , “el
emiliano” y “el tavo”.
Regularmente la
primaria debe concluirse a los 11 años de edad.
En ese tiempo la
mayoría de los que cursábamos el sexto año teníamos entre 14 y 15 años, había
chiquillos de 11 años mezclados con nosotros, - imaginen el abuso-.
Los mafiosos eran
unos verdaderos gañanes, siempre revisaban las mochilas, y los “lonches”
pasaban a sus manos, 10 centavos era la cuota para los niños riquillos, o si no, su golpiza en el
baño.
Ya tenían comprada
a la maestra con regalitos, cualquier queja, ellos lo negaban y contaban con la
complacencia de la autoridad.
Ese día para mi
mala suerte mi madre me puso una tunda
de “perro callejero”, Me dolía el cuerpo pero más me dolía el alma, llegué
“arrastrando” la moral y la mochila pero el peso de mi estado anímico era peor
que el de mis libros y cuadernos.
Al entrar a la
escuela, con la palma de la mano me dan un golpe en la cabeza y lo hacen como
bienvenida. Acto seguido me quieren registrar mi mochila.
Uno de los 5
mafiosos se burla y dice que soy un “muerto de hambre” que nunca llevo dinero.
Vi quien era y
traté de retirarme de allí, al darme vuelta me dan un coscorrón y todos se
ríen…. me dolió mas la burla que el golpe.
Volteo enojado y
se acercan todos, no digo nada y bajo la mirada, ellos se siguen riendo
burlones.
Durante parte de
la tarde mi cerebro estaba ausente, solo pensaba en el golpe y en las burlas.
Cuando salí al
receso o recreo , miré en el patio y descubrí que Saldivar -el mafioso más
grande pues tenia 16 años de edad-, se metía solo al baño, cosa rara pues nunca
lo hacia.
Me amarré mis
tenis y fui a meterme al baño.
Saldivar era 10
centímetros más alto que yo.
Era fuerte, de
piel morena “deslavada” y con jiotes, por eso el decían el “manchas”. -Saldivar
se ponía furioso cuando le decían así.-
No me importó ni
la estura, ni el peso, ni la edad.
En cuanto entré al
baño cerré la puerta por dentro, busqué con que golpearlo y sobre un sanitario
vi una tabla que servia de tapa a la caja del agua, con esa tabla le dí de
golpes a placer, con todo mi rencor.
Lo tomé
desprevenido, como al “tigre de santa julia”, le llovieron golpes por todos
lados y el pobre infeliz no atinaba a ponerse de pie y menso a acomodarse los
calzones y el pantalón asi que a parte
de golpeado terminó todo embarrado en sus propias heces. Pegaba unos gritotes y
debo confesar que eso me excitaba más, entre mas gritaba mas me gustaba que el
cabrón gritara.
Le dije que no me
importaba no regresar a la escuela, pero que de ahora en adelante eso le
pasaría por ojete, lo revolqué sobre la mierda y orines que había en el suelo
del baño, de esa vieja escuela pobre, para pobres.
Cuando abrí la
puerta del baño, sentía en mis oídos el rápido latir de mi corazón y no podía
controlar mi respiración. Casi me desmayo del susto al ver a la maestra que ya
estaba allí, parada afuera del baño.
Nos llevaron derechito a la dirección.
Los amigos de
Saldivar brillaban por su ausencia.
No me expulsaron y
solo me suspendieron tres semanas, pues mi madre abogó por que no me
expulsaran.
En el trayecto a
la casa le conté el asunto a mi madre y ella no me dijo nada, no me acuso con
mi padrastro, no paso nada, incluso me pareció ver en sus ojos un dejo de
orgullo. La razón de ese orgullo fue por que no me dejé pegar, ¡yo!, el gordito
tranquilo , el menso , el amable.
Después de eso mi
madre temiendo represalias nos acompaño a la escuela a mis hermanos y a mí
durante dos semanas
La mafia se daba
sus vueltas para verme en el salón de clases.
Eso me provocó
nauseas de miedo o de nervios no lo sé, pero me sentía muy mal.
Cuando sonó la
campana para el receso, intente quedarme dentro del salón, pero como siempre se
perdían cosas, la maestra no me lo permitió.
Intente ir a
quedarme en la dirección y no me dejaron. Pero me quedé afuera de esa oficina
durante todos los recesos tres semanas seguidas.
Mi madre iba por
nosotros a la salida de la escuela.
Hasta que un día
ya no fue, mis hermanos y yo la esperamos hasta las 7 de la noche y salíamos de
la escuela desde las 6:30 de la tarde.
La mafia ya no espero
mas y cuando íbamos rumbo a nuestra casa, me atajaron el paso, era Saldivar y
sus cuates. Intenté pasar y me dieron un golpe en la cara, Saldivar aprovecho
para darme un cabezazo en plena nariz, que me dejó con la vista nublada.
Me agaché y recibí
patadas y golpes, se escuchaban risas y peladeces, ellos me preguntaban “ no
que muy cabrón, puto gordinflón?, a ver culero ? ahora si agarrame a traición?
, el más “alevoso” era Saldivar.
Alguien me pego en
el hígado y el aire se me fue, sentí como zumbaban los oídos y como me estaba
ahogando. Algo paso que ya no sentía los golpes, lo juro ya no sentía nada, mi
mente estaba enfocada en correr.
Así que en un acto
desesperado me abalancé sobre Saldivar que era el más grande y el más alevoso,
lo derribe, no deje de golpearlo, solo tire y tire golpes.
Ya no me importo
que los demás me patearan, que me dieran de cinturonzazos, ya no pensé, ya no
escuché, ya no sentí y sobre todo ya no me importaba nada.
Cuando tomé
conciencia de lo que ocurría, estaba recostado en un sillón dentro de la
oficina del director y mi cuerpo estaba adolorido.
Escuchaba frases y
veía como me manoteaban cerca del rostro pero no entendía.
Había un fuerte
olor a alcohol y la cara me ardía.
Cuando miré mi
reflejo sobre una de las puertas comprendí lo que ocurría.
Mi camisa y mi
sweater rotos, el cabello revuelto y todo manchado de sangre.
Con la hebilla de
un cinturón me abrieron una herida de 5 centímetros que tardo mucho en dejar de
sangrar.
Los hijos de p….
me jalaron, hasta meterme al basurero del mercado que se encontraba contiguo a
la escuela y allí se aprovecharon, pero les salió el tiro por la culata.
Me dolía la cara y
el estomago, las manos las tenia raspadas y con sangre.
Mis hermanos mas
pequeños me miraban con asombro y mi hermana de 8 años lloraba y me gritaba;
¡Manito! ¡Manito! que te pasó, que te pasó?.
Mis hermanos
corrieron a pedir ayuda a la portera de la escuela y la portera le aviso al
director.
Vi como sufría mi
hermana viéndome todo golpeado, por eso y otras cosas quiero un chingo a esa
pinche gordita.
Hoy ella también cambio mucho, a veces no la entiendo pero soprto
su carácter pues la sigo recordando preocupada por mi.
La maestra también
no perdía detalle de mí, pero me miraba con desprecio.
No me importaba,
solo quería incorporarme y salir de allí , pero no podía ni mover las piernas.
Mire mis zapatos y
uno estaba roto, no cabía mas mala suerte, ahora a aguantar los golpes de mi
padrastro.
Llegó mi madre muy
enojada, pero en cuanto me vio, sus ojos llenos de furia se transformaron en
unos ojos preocupados y tristes, hasta tiernos, sus ojos se le veían muy
grandes y por primera ves sentí que mi madre me amaba, pues no me gritaba, ya
no me decía majaderías, ya no me pendejeaba, ya no me hacia sentir humillado.
Mi madre me abrazo
y me preguntó quién me había golpeado.
El director se
ocupo de acusarme o ponerla al tanto, pero lo realmente importante para mi, es
que por primera vez mi madre me trato con tanto amor y me defendió como una
fiera. Ese recuerdo siempre lo llevo conmigo.
Yo tenía 15
cumplidos pero la verdad era muy pasguato, muy “dejado” ahora que me acuerdo ,
me da un pinche coraje conmigo mismo que no vean.
Al poco rato
llegaron los padre del Saldivar, los del loco Herrera del 5to“b”, los padres
del enrique el pandero, y de dos tipejos mas que no recuerdo.
Ellos estaban en
otra habitación de la dirección, y también se llevaron lo suyo, me dijeron que
al loco Herrera casi le arranco un dedo de una mordida, que agarré una botella
rota y que les tire a matar, que cuando me vieron con la botella ya no se me
acercaron, y que me desmayé cuando llegaron a ayudarme.
El director los
tenía volteados contra la pared, separados y no dejaba que hablaran entre
ellos.
No me dejaban
tomar agua, - según supe después cuando me llevaron a la dirección tuve convulsiones-
, y no me llevaron al doctor. Pues eso no le convenía a la escuela.
No llamaron a la
patrulla pues éramos menores de edad, el director no quería broncas con la SEP.
Ya había habido un antecedente, y el desgraciado estaba próximo a tomar el puesto
de de inspector de zona.
Los papas de esos
cabrones se “arreglaron” con mi madre, supe que le dieron un poco de dinero
para ir al doctor. Como ya estábamos por salir de 6to. año. Rogaron por que no
los corrieran.
Argumentaron un
pleito entre chamacos, y si por eso iban a correr a sus hijos, ellos buscarían
la posibilidad de acudir con los jefes del director.
Pero si les daba
otra oportunidad, se ofrecieron para pintar bancas y salones.
A la mafia no le
fue tan bien, sus padres les dieron unas golpizas.
Pero no por lo que
hicieron, si no por qué como era posible, que no pudieran con un pinche gordito
con cara de pendejo.?
En fin, pero a
partir de ese día la escuela entera estaba conmigo.
El que no me
llevaba una torta, me compraba un refresco y en el mejor de los casos me pasaba
la tarea.
Las niñas ya no me
ignoraban, ahora hasta Susy la niña del 6to.”c” me enviaba cartitas. A ella la
recuerdo con unos aretes dorados en forma de zapatillas, su aspecto impecable,
sus mejillas rosadas y su cabello tan limpio, sus ojos antes indiferentes ahora
me miraban de un modo que me hacia que me pusiera todo rojo de vergüenza. Era
muy linda y educada.
Pero eso no es lo
difícil del asunto.
Lo difícil vino
poco después, cuando los cuates nuevos y los no tan nuevos, -por que eso si, me
“brotaron” amigos en toda la escuela - , comenzaron a pedir favores, a manejar
mi nombre en los “paros” y en las “broncas”.
Decían; “le voy a
decir al gordo” o “hay viene el gordo”. Y así me la fui llevando.
Hasta que un día
me di cuenta que muchos “sacaban” provecho conmigo y que yo no me enteraba.
Y uno de ellos era
Carmelo Juárez, un pinche gordo igual que yo; “prieto” como un zapote, con cabello
tan extraño como los pelos de los “azotadores”, - todo levantado por mas limón
que le ponían al cabrón-, luego andaba con su nube de moscas en la cabeza que
hasta parecía “zorrillo”.
Carmelo era del
estado de Puebla, su papá era encargado de una panadería.
El buen Carmelo
llegaba a la escuela y en su morral traía una hogaza de pan dulce, o lo que es
lo mismo un panqué, siempre de sabor a naranja casi duro y viejo y una botella
de refresco coca cola, que en aquel entonces eran de 650 ml en botella de
vidrio.
Cuando llegaba el
receso de media hora, este “guano”, sacaba el pan y vendía dos mordidas al
panqué y un trago de refresco por 05 centavos.
Había muchos que a
las 4 de la tarde andaban con el estomago vacio y sin comer.
Ellos si le
pagaban.
Muchos pensaban
que si se esperaban al final, les tocaría más pan y más coca cola, pero se
equivocaban. Eran dos mordida al panqué, -lo que te cupiera en la boca- y trago
al refresco. Obviamente ese refresco terminaba repleto de migajas o
“tiburones”, --como le decíamos en aquel entonces-.
Un día veo como un
chavillo de apellido Covarrubias, le pide a Carmelo que le regale el refresco
que “sobro”.
El ojete de
Carmelo tira el contenido y le dice a Covarrubias; qué? regalado?…. ¡ni madres!….. la casa pierde wey.
En ese momento,
sentí como me fui quedando sordo y unas ganas enormes de madrearlo se me fueron
trepando a la cabeza.
Sigo a Carmelo con
la mirada y veo que con el dinero que recaudo “negociando con el hambre”, se
fue a comprar una torta de “pastel de pollo” y una coca cola para el solo.
Llegué, le quité
la torta y antes que le tomara al refresco se lo dí al Covarrubias -era un
chavito como de 8 años-. o “covas” como yo le decía,
Carmelo muy
valiente me dice que me va a acusar y hace el ademán de ir rumbo a la
dirección, mas tardó en querer hacer eso, que lo que yo tardé en meterlo al
baño.
Tres minutos de
golpes y patadas asi como la amenaza de darle de tragar pozole
-meterle la cara a la mierda del sanitario- y asunto arreglado.
Carmelo de allí en
adelante al final de su “jornada de trabajo”, siempre compró dos tortas y dos
refrescos.
Pinche Covarrubias
se volvió mi secretario el cabrón chamaco.
Nunca se me
despegaba, antes que sonara la chicharra del receso, el covas ya estaba parado
en la puerta de mi salón esperandome.
El “covas” ya
había agarrado confianza y le decía al Carmelo; mi torta de jamón y sin chile.
Pinche covas era
muy simpático y nada pendejo, la torta que le tocaba, la partia en dos, se
comía la mitad y la otra mitad se la llevaba a su hermanita que estaba en
primer año, lo mismo hacia con el refresco.
Saldivar dejó
pasar unos días y cuando creyó oportuno me atoró en el baño.
Lo hizo sin
broncas, me explicó sus “inquietudes” y lo que estaba pasando en la escuela, yo
entendí el asunto y quedamos sin rencor.
Pinche Saldivar,
terminó siendo mi cuate.
El muy hijo de la
ch…. era astuto como un nahual, el muy cabrón llegaba en las tardes a mi salón
y me esperaba.
Cuando salíamos de
la escuela, nos íbamos a comer unos tacos o a comprar revistas viejas, de esas
de “encueradas”, Había una revista muy buena que se llamaba Eros.
El muy taimado me
compartía de su botín…. 2 pesotes de aquel 1980.
Toda una fortuna
para un chamaco de 15 años.
El Saldivar me
daba ese dinero diario, para que yo no anduviera haciendo paros pues ya varios
habían querido rebelarse y pues eso no era bueno para su negocio.
Entonces hizo
cuentas y dijo; si nos ven juntos a quien le piden paro? Pues a nadie.
Así que el muy
cabrón me hizo cómplice y yo sin darme cuenta.
La verdad debo
decir qué, como nadie se metió a defenderme cuando me estaban golpeando, yo
tampoco me metí cuando Saldivar y sus muchachos “trabajaban”.
A mi lo mío.
Les conseguí
inmunidad a mis hermanos a mis cuates y hasta al avaro del Carmelo, que era
dizque de “mi gente”, pues después solito llegaba con su “cuota”, y no se quejaba.
Pero en el negocio
del Carmelo ya no eran dos mordidas a lo que te cupiera en la boca de panque
por 05 centavos, ahora eran dos “mordidas pequeñas”.
Lo dejé trabajar
por que era un mal necesario, era el único que daba servicio de “comida
Express” en la escuela.
Pero de allí en
fuera……no le hice paros a nadie.
Mmmmmmmm bueno si,
a Susy y a su hermano el “chepa”.
Saldivar terminó
trabajando para mi…pues era mi “brazo armado” –esos 5 mafiosos eran peor que
chacales -… saludos al “manchas”.
15 años después a
Saldivar y Arrieta los encontré trabajando de judiciales en el estado de
México.
El covas murio
cuando tenía 15 años de edad.
Se estaba robando
costales de maiz de un tren que pasaba por la avenida ferrocarril hidalgo y al
tratar de huir cayo debajo de las rudas del tren.
Dicen que infancia es destino y creo que si….
Le pido perdón a todo aquel que le hice daño queriendo o sin querer…
Hoy ala distancia, veo lo dificl que es ser …niño y además pobre…
Lo mejor…….. se
puso en la secundaria mafiosa.
Buen Relato mi querido Flecha , sigale
ResponderEliminarcon esas Historias ,por aca andaremo para leerlas.
suerte ....
Ram
no esperaba menos de usted mis distinguido flecha, animo con esas historias q a muchos(me cuento humildemente entre ell@s) nos distraen de la vida cotidiana y con cada una de sus palabras nos transporta a ese momento narrado, a veces con gracia, a veces con cautela, a veces con amargura... ANIMO y muchas gracias!!
ResponderEliminarchido compa¡ buenas anecdotas suerte¡
ResponderEliminarEXCELENTE APORTE USTED COMO SIEMPRE CON EXCELENTES PASAJES DE SU HISTORIA
ResponderEliminarHISTORIAS MUY BUENAS SEÑOR FLECHA, NOS MANTIENE ALTIRO CON SUS ANECDOTAS.
ResponderEliminarCUIDESE.
GRACIAS POR LA INVITACIO A SU FORO
ALTIRO
EXCELENTE ESCRITOR
ResponderEliminarBuena narrativa, control de la historia, sin faltas de ortografia, en pocas palabras todo un erudito de la escritura contemporanea, asi que para nada creo que seas el niño que cuentas en tu historia, pero de igual forma agradesco tu creatividad ya que me haces pasar un buen rato.
Saludos mauk70
jajajajajajajajajajajajajajajajajajaj Ahora resulta que ese guey no soy yo.
ResponderEliminarNo se si tomarlo como un cumplido o tomarlo como un insulto en fin.
se gradece, pero te aseguro y lo escribo con los "gumaros" en la mano que ese pinche escuincle si soy yo..... no la chingues.
ahi tamos
Si somos grandes, es porque podemos ser grandes y no porque queremos ser grandes...
ResponderEliminar(Leonardo da Vinci)
Excelente la Ficcion
ResponderEliminarficcion???? como se ve que tal vez naciste en polanco o san angel jajajajajaj o que eres un niño pomadoso jajaajajajajaja o niña??? jajajajajaja
ResponderEliminarNo acostumbro dejar comentarios pero esto lo amerita, me arranco de la comodidad de mi sillón y me transporto, excelente trabajo narrativo, ¿que sigue?
ResponderEliminarno habia visto este comentario, se agradece mmmmm checate la secundaria mafiosas suerte en este 2011 para todos
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